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No somos porque hacemos cosas, hacemos cosas porque Somos



Se ha levantado a las 5 de la mañana, ya que si perteneces al club de las cinco, tu vida es un sin fin de posibilidades. A las 5:30 ha colgado la primera entrada en Instagram, donde muestra un glamuroso almuerzo con el aguacate como protagonista. A las 10:00 ha colgado la segunda entrada en este caso, una espectacular foto entre dos cumbres del Pirineo Oriental. Al atardecer una última foto nos ha permitido ver un idílico atardecer con puesta de sol incluida, observada desde el techo de una furgoneta "camperitzada". Y este es solo el inicio de un fin de semana "normal" en Instagram que obviamente acabará en Nueva York, puesto que actualmente, ninguna vida es llena ni tiene sentido si no pasas por Nueva York.


Vivimos bajo el bombardeo constante de imágenes de las vidas supuestamente perfectas de otras personas y aunque nuestra lógica nos diga que estas imágenes son muy selectivas, y falseadas, tienen un profundo efecto en nosotros.

En primer lugar, reaccionamos instintivamente envidiando lo que no tenemos, lo que no hacemos y lo que no sabemos, dejando automáticamente de valorar y, por lo tanto, agradecer lo que sí que tenemos, lo que sí que hacemos y lo que sí que sabemos. Así cuando nos preguntan cómo nos han ido las vacaciones de Semana Santa contestamos con desgana que nada del otro mundo porque "simplemente" hemos pasado unos días en el pueblo, con las personas de siempre, haciendo las mismas cosas de siempre.

En segundo lugar, y todavía más preocupante, llegamos a la conclusión que como personas "somos porque hacemos cosas". Es decir, que nuestro valor se limita únicamente y exclusivamente en las cosas que somos capaces de hacer. Cosas que tendrán más o menos valor en función de la comparativa sin fin que establecemos con la vida de las personas que seguimos en las aplicaciones de nuestros smartphoones.


Nada más lejos de la realidad, las personas no somos porque hacemos cosas, las personas hacemos cosas porque somos. Es decir, porque en nosotros existen un conjunto de virtudes y fortalezas, cuando nos animamos a expresarlas los resultados nos llenan de satisfacción y sentido. O dicho de otro modo, las personas ya nacemos siendo y cuando expresamos lo que somos, el bienestar y el sentido están garantizados, en Nueva York haciendo un brunch o en el pueblo comiendo pipas.


Para acabar de entender la frase nosotros no somos porque hacemos cosas sino que hacemos cosas porque somos, te animo a realizar la siguiente actividad.

Cuando lo acabes te darás cuenta que, todo lo que has logrado a lo largo de la vida ha tenido el origen en el hecho de coger lo que ya eres, las fortalezas y virtudes que configuran tu identidad más radical, y expresarlas sin condiciones. Es porque eres que has podido lograr todo lo que has logrado y no a la inversa.





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